Sin cartas

Esta semana se llenó de cosas, el viaje a Reynosa, nubes como mar sobre las nubes, el recuerdo intenso de William Styron y “esa visible oscuridad”, el zumbido de un mosquito rasgando el velo de la noche o la inesperada llamada de Raúl, la distancia moldea el concepto de amistad, sedosa, duradera, frágil, lo hace presente, lo alarga, la calma absoluta del océano que nos separa y un total silencio mordía el aire, como antes de una tormenta, como si se hubiera roto el cordón umbilical, el sábado volvió el sonido del mundo, me llegaron mensajes desde España, agosto, la incesante búsqueda del equilibrio, ¿soy la cabaña del otro? o ¿o soy más frágil que él?, somos química emocional, sin rivotril, sin cartas, complicada e intensa la distancia ¿o la vida?, llega el domingo y escribir recompone el pasado: unas flores por Internet para el cumpleaños de mi madre, un pollo en escabeche, reencontré a Thomas Bernhard en una obra de teatro y en una sesión de homeopatía con Roberto Beltrán, una larga conversación llena de anillos sobre el arte del arte con Ery Camara y la atmósfera de “las buenas hierbas” permanece aún en mi alma… los planes son pedacitos de papel que veo como se dispersan con una brisa de aire y lo no planeado alcanza la intensidad de un sueño. Sueño.


Una semana de agosto

Música: Schumann: Dichterliebe, Op. 48 - Allnächtlich Im Traume Seh' Ich Dich
(MRevenga)

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Para que yo sepa que al otro lado hay alguien