El trueno dorado

Entramos al teatro a las seis de la tarde y salimos a las diez, cuatro horas de Valle-Inclán, barroco, literario, no teatral, fría la sala, pueden decir lo que sea y no voy a rebatirlo, solo quiero decir que disfruté cada minuto de la excelente puesta en escena de Juan Antonio Hormigón y la labor de los actores de la Compañía Nacional de Teatro, y por supuesto, de la prosa.

"Cuando la CNT me pidió que escenificara una obra de Valle-Inclán, mostré mi interés por esta novela. A la sugerencia incitadora de su director; la amplié con el Libro Primero de "La Corte de los milagros", "La Rosa de oro". Añadí además de algunos otros fragmentos y el libro titulado "Aires nacionales", visión panorámica de aquella España.

La versión esperpéntica que Valle-Inclán nos ofrece del periodo final del Reinado de ISabel II, irónica y grotesca en suma, responde a sus intenciones desveladoras y devaluadoras de los acontecimientos que alude. Ni las instituciones ni la gobernación españolas actuales tienen nada que ver con las que aquí se muestran. Sin embargo, las formas de comportamiento que nos descubren siguen siendo habituales en nuestras sociedades, acentuadas si cabe por las corrientes políticas que cifran su horizonte en la posesión sin límite de bienes materiales y ofrecen como solución única "pegar fuerte" a quien tiene la osadía de oponerse.
.....
Con todo ello quiero expresar mi agradecimiento a este país que me ha permitido llevar a la escena esta obra de Valle-Inclán. Era uno de mis sueños y ahora se ve cumplido. Gracias México".

José Antonio Hormigón

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para que yo sepa que al otro lado hay alguien