Eugenia y el vencejo

Toda la semana fue la semana de Eugenia, llegó el martes. Y después de despedirla le envié este mensaje de "bienllegada":

Espero que estés feliz con 20grados menos en tu hábitat...
Que la mega ciudad te haya recibido con los brazos abiertos y sin kilómetros de atascos...
Gracias por dejarme tanta alegría que todavía resuena en los recovecos,
armonizando con el piar de nuestro gorrioncillo,
te tendré al tanto, a ver si él también (como nosotras) puede volar...

Es muy grato compartir instantes con Eugenia, nos hemos visto pocas veces, desde el 2004 año en que nos conocimos, pero junto a ella siento una gran familiaridad. Me gustó su manera clara y segura de ocuparse del gorrioncillo que habita el patio interior, al que sólo se accede desde la churrería. Alpiste y agua. Me gustó compartir cálidas y calurosísimas cenas llenas de diálogo. Me gustó como toma con humor la insoportable hola de calor de Madrid, calor que no puede soportar. "La antesala del infierno", dijo. "Aquí vino Dante para inspirarse", siguió diciendo.

El domingo por la tarde mientras platicábamos en su dormitorio, con la ventana abierta, con el ventilador moviendo el aire tórrido, el vencejo entró por la ventana, pasó junto a mí que estaba apoyada en el quicio de la puerta, entró al salón, se colocó en el balcón, abrí los fraileros que oscurecen el salón dejando pasar por sus rendijas luz y el poco aire que pueda llegar a la ciudad, creo que nos miramos a los ojos, vi el terror en ellos, le susurre para que no se asustara, y voló, remontó., despareció de mi vista. Era el vencejo que por la mañana vi caer al patio, un vencejo más que morirá ahí abajo, me dije. El tercero de este verano. Intentaba desesperadamente alzar el vuelo, sin conseguirlo, golpeándose con las paredes. Lo había olvidado, afortunadamente. Y de repente entró por la ventana, como si hubiera seguido un consejo "tienes que ir hacia donde haya voces, te asustarás pero si existe una posible ayuda es esa..." 
Los vencejos son importantes para mí, ya lo conté en otro blog, en otro momento: Encontrando a Alejandro ... en la visita de un vencejo el día 20 de mayo.

Para cerrar la semana dejar constancia de esta película en la que tanto disfrutamos, Ángeles y yo: Nuestro último verano en Escocia, recomendable para todos los públicos. Y la frase de Ulises Culebro "Al final la soledad era esto..." que acompaña el dibujo que he utilizado para ilustrar esta semana y que encontré por casualidad en el inexplicable muro de mi facebook.

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