El filósofo declara

De nuevo fui al teatro, con Eduardo y con María, dudamos si entrar pues había sido larga la noche y estaba siendo largo el día, temimos dormirnos en la butaca, pero ya que nos habíamos desplazado hasta Coyoacán, nos dimos un empujoncito.
Fue la mejor decisión, yo no me reí tanto como ellos, porque así soy y porque creo que había muchos guiños a los mexicanos que se me escapan. Que la obra, titulada “El filósofo declara", fuera de Juan Villoro era un aliciente y, además, varias personas nos la habían recomendado.
Disfruté de la inteligencia teñida de humor, y de lo bien construido del personaje principal, además de otros aciertos.
Cenamos con una de las actrices, Pilar, y decidimos volver a verla en febrero que se repone, aguanta sin duda una segunda vez; compramos el texto, lo quiero leer en soledad.

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