La tía Sátur

Dormí mal aquella primera noche en San Luis, la verdad es que casi siempre me pasa, mi cuerpo o mi alma se sienten extraños por el cambio, no se acomodan fácilmente, y mi cabeza no para de dar vueltas a lo que estará sucediendo por mi mundo familiar y lejano. Al amanecer encontré un mensaje de mi hermana Rosa contándome la muerte de la tía Sátur, no importa que tuviera más de cien años, sentí una punzada, me quedé con la mirada perdida en la inquietud nocturna. Continuó el día como siempre, con su tictac. Y después me llegó la entrada que mi hermano Adolfo había escrito en blog: La Sátur, me pareció tan breve como perfecta, suficientes palabras para hacer un paraguas que me cubriera de la lluvia de emociones. Para mí una sombra más que cuidará de mis noches de inquietud. Besos, querida tía.

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