a Bilbao

Decidí irme a Bilbao, para acompañar a Arantza, su madre murió el domingo. El lunes por la mañana estaba en carretera, cinco horas. Como si fuera mi dosis semanal de autobús a San Luis Potosí, mucho más cómodo el de allá, por cierto. Grabé el paisaje, tan distinto, los árboles son los que le dan la personalidad, ni huizaches, ni gobernadoras, ni palmas chinas. De los de aquí apenas reconozco los pinos y los abetos, a veces creo identificar los álamos. Un viaje modifica el sabor de la semana, rompe la rutina, frena y acelera el reloj. La ciudad es más bella cada año.
El tanatorio, la calidez familiar, la amistad. El martes me escapé al Guggenheim. Me gustó disfrutar del museo casi para mí sola. Y más aún ver completo el documental sobre su arquitecto, contado por Sydney Pollack: Sketches of Frank Gehry
El miércoles la paz del bello cementerio de Derio (tomé la fotografía a las 12h15). Despedida. En el viaje de vuelta, nevaba en la sierra madrileña, a pesar de la oscuridad, se veía la nieve cubrir el campo, ¿de dónde saca su luz?.

2 comentarios:

Marìa dijo...

Sucede que la nieve es el sudor del sol que cae, cae, cae y llega ya fría, pero con luz.

Se te extraña

Nuree dijo...

A proposito del domingo
y de Alberto
esto de El Curro DT

Hay domingos de sol.
Hay domingos de lluvia.
Hay domingos de estar encerrado en casa sin importar que nieve o haga sol.
Hay domingos de Rastro y cañas.
Hay domingos festivos.
Hay domingos laborables.
Hay domingos de paellas y familia. Hay domingos de café y amigos.
Hay domingos que no existen porque aún se pertenece al sábado.
Hay domingos que no existen porque ya estás en el lunes.
Hay domingos de darse la mano e ir al cine.
Hay domingos de suplementos y más café.
Hay domingos de radio pegada a la oreja y quiniela en mano.
Hay domingos de centro comercial.
Hay domingos de niños con lazo y bandeja de pasteles.
Hay domingos de caravana de regreso y horas muertas en cuatro ruedas.
Hay domingos de mesa plegable y tupper con tortilla.
Hay domingos que visten de negro y van a museos.
Hay domingos con sabor a nada.
Hay domingos con prisas.
Hay domingos de manos juntas porque es día de precepto.
Hay domingos que pasan volando.
Hay domingo que duran una vida.
Hay domingos de sembrado de resacas.

Ay, domingos...

Los domingos son mucho más que el último día de la semana. La antesala del lunes y el punto y final del sábado.
Son como las excusas, que todo el mundo tiene una.

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