Ya en Madrid

Sigo con el blog, me parece buena idea como me sugirió Eduardo que durara un año, un año de mi vida enlatado, pequeñas porciones de las semanas que se suceden. Lo que queda el domingo. Pero esta semana ya en Madrid, en Madrid para tiempo indefinido, en Madrid de regreso, me doy cuenta de que estoy en otro punto de vista. No soy extranjera. Aquí mis ojos, mis oídos se recrean en lo ya vivido, en las calles archiconocidas. Ni una sola fotografía en la semana. Ni una sola grabación. Paseo por la ciudad como quien se reencuentra con un viejo amigo, con curiosidad de escuchar sus noticias, a la vez que detecto cambios, y me veo en él como en un espejo, qué cambios verán sus ojos de mí.
Ahora cada semana escribiré pensando en mis amigos de México, en que quizá se acuerden de mí, de repente y puedan asomarse a este blog para verme. A cualquier hora, en cualquier lugar.
Pero sé que también tendrá la misma función para mis amigos de España, sobre todo si sigo mucho tiempo encastillada en una soledad que me complace.
Y así resumo los primeros días:
Reencontré el confort del hogar materno. Y la calidez de hermanos, sobrinos, cuñados. Mi casa tranquila. La ciudad pequeña, ordenada, manejable, limpia. El barrio: nuevas tiendas, más calles peatonales, más extranjeros participando del bullicio. Madrid de nuevo mi escenario.