La felicidad

Esta Semana Santa a punto de cerrarse, he acabado de leer Fahrenheit 451 y he visto, entre otras, la película Foxfire. Una excelente versión de la novela de Joyce Carol Oates, que leímos en la tertulia hace tiempo, uno de esos libros inolvidables. Inolvidable también la historia narrada en Fahrenheit 451, sólo que en este caso primero vi la película y la lectura de Bradbury estaba pendiente. 

Han coincidido en esta semana de mi vida.

A continuación transcribo unos minutos de la película Foxfire. Este  monólogo es del viejo sentado en el parque, a quien la joven Legs acude en busca de conocimiento de la vida:

29: 13 

Primero llega el miedo, después el respeto.

Los oprimidos de la tierra se alzan, hacen sus leyes.

Siempre ha sido así, en cada revolución. La de 1776. La de 1789. La de 1848. La de 1917.

Y así será en las revoluciones todavía por venir.

(...29:53...)

Su supierais los esperanzados que estábamos en 1917.

Si supierais las reuniones, los debates, la alegría.

Ha pasado mucho tiempo.

Aún se podía hablar de esas cosas hasta hace poco años.

Podíamos reunirnos y hablar de esas cosas.

Pero hoy, sólo se nos permite hablar de la felicidad.

Tanto hablar de la felicidad, bla, bla, bla,

Se habla mucho en Estados Unidos de la felicidad.

Feliz, infeliz.

¿Qué significa?

Creedme. la felicidad es vivir en la inmediatez,

en la fiebre del movimiento, en la búsqueda.

31:10

Y al escuchar ese diálogo me di cuenta que el tema de la felicidad, como un caramelo para adocenar al gran público, es el mismo que trata Bradbury en este libro. Por ejemplo:

-¡Que te deje tranquila! Está bien, pero ¿pero quien me tranquiliza a mí? No necesitamos estar tranquilos. A veces debemos preocuparnos ¿Desde cuándo no estás realmente preocupada? Preocupada por algo importante, algo verdadero. (pág. 67, diálogo entre Montag, el protagonista, y su apática esposa Mildred).

Y me inquietó sentirme dentro de esa masa que sólo busca la "felicidad".