Adaptaciones literarias al cine

La primera semana de junio quedará reflejada por las películas vistas en la Historia de nuestro cine, programa del que ya hablé aquí. No es que no sean importantes asuntos como: ir a Hacienda a realizar la declaración de la Renta, o la revisión anual de la caldera, o la película La copa dorada, o la final de la Champion que ganó el Barça, o la visita a la caseta 349 de la Feria del Libro donde mi ex-profesor Cristóbal Pareja et all presentaban el libro de irresistible título: La lengua de las matemáticas y otros relatos exactos. Tan importantes como yo decida, sí, pero quedaron eclipsados por las películas de esta semana. 
El tema ha sido "Adaptaciones literarias al cine", y a poco que sepas de mí sabrás que es uno de mis temas favoritos. Así que vi las cinco películas programadas y el coloquio final: con Joaquín Leguina, autor del libro adaptado el viernes: Tu nombre envenena mis sueños, Pedro Olea (Director de cine), José Luis García Sánchez y Fernando Méndez-Leite, moderado por Elena S. Sánchez. Pues diré que fueron treinta minutos que me supieron a poco. Demasiados tertulianos para tan escaso tiempo. Echo de menos esas charlas que duraban casi tanto como la película en ¡Qué grande es el cine! maravillosamente llevada por José Luis Garci.
Pero añoranzas a un lado, lo que quiero añadir a ese coloquio es lo que más me interesa de las adaptaciones. Para mí no se trata de comparar si es mejor o peor, por cuanto refleje con más o menos fidelidad las páginas escritas. Sino el trabajo de adaptación en sí, con qué elementos, escenas, se ha quedado el director, cuál ha sido la esencia del libro que él quiere transmitir. Intento siempre leer el libro primero, construyo la historia visualmente, y luego ver la película, Algunas de mis adaptaciones preferidas son: Tristana (Galdós-Buñuel), Eyes wide shut-Relato soñado (Kubrick-Schnitzler)... 

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