Cuando conté la fascinación que me producían estos muros alguien me contestó: "llegará un día en que la rutina haga desaparecer toda magia" y, meses después, no ha llegado el día en que no me conmueva entrar a este edificio, y oír el diálogo que tienen sus piedras con sus cielos, o la lluvia limpiando la memoria de sus celdas. Me conmueve de qué manera la cultura puede cambiar los destinos de los individuos y eso es lo que sucede en esta penitenciaria convertida en Centro de las Artes:
Fotos tomadas durante los primeros meses de 2010.
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Para que yo sepa que al otro lado hay alguien