Fiestas patrias

Llevaba viendo todo el año en diferentes lugares del país, enormes contadores digitales con la cuenta atrás de las festividades patrias, el 15 de septiembre celebran su independencia de España, este año eran doscientos años (1810) y cien de la revolución mexicana (1910). Esa gigantesca y protagonista cuenta atrás me provocaba deseos de huida, pero no hizo falta, dentro de casa y sin encender el televisor el mundo deja de existir, casi, pues cuando salí al supermercado me encontré con la sorpresa de que los estantes de cervezas, vinos y licores estaban tachados con grandes tiras de celofán, por megafonía y en carteles por doquier anunciaban la prohibición de vender alcohol en estos dos días de celebración, ¡ley seca para las fiestas patrias,! ¿herencia de la colonia?.
Como tenía invitados eché una botella de vino blanco al carro y mi cabeza no paró de inventar razones para el momento en que me llamaran la atención. No fue necesario, la cobraron junto con el resto de la compra.!!!
A las once de la noche el estruendo de los fuegos artificiales nos hizo encender la televisión, nos quedamos zapeando de un canal a otro, viendo como contaban la fiesta. Para mí fue lo más parecido a las uvas de fin de año desde la Puerta del Sol en Madrid.

Al día siguiente Patricia Gaxiola nos invitó para celebrar con menú patriótico: tomatitos “mexicanos” (a la izquierda), esquites (a la derecha), y pollo con mole. Bebimos tequila, se platicó y se platicó sobre las celebraciones y sus contenidos o huecos; y me fui ondeando una de las banderitas mexicanas.

En cuanto al fondo de la historia de México diré que llevo unos diez años escuchando, leyendo e intentando comprender, resultado: cada vez sé un poco más y entiendo un poco menos. Este verano leí este artículo de M.Á.Bastenier: El chip colonial, y creo que da claves para entender este complejidad patriotica tan ajena a la nuestra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para que yo sepa que al otro lado hay alguien