Argullol en México

Como estamos subscritos a El País, quedaron en enviar esta semana los ejemplares de la semana anterior que estuvimos ausentes. Lo cierto es que dado que mi lectura favorita son los artículos de opinión o de cultura, no se quedan obsoletos como las noticias del mundo que cabalgan al galope, pero además he de confesar que siempre me han interesado las noticias de ayer, porque se leen no con la contundencia del presente sino con la distancia sobre el pasado.
El caso es que me topé con un artículo de Argullol titulado “La mujer del taxista tapatío”, cuenta una miniaventura en México del pasado noviembre. Podría pensarse que qué extraña historia, pero no, eso que cuenta tan bien contado puede suceder en cualquier momento en este país, en el que lo normal es que no se manejen mapas, ni del país, ni de la ciudad. He pasado minutos angustiosos dentro de los taxis de la ciudad, pensando ¡ya me secuestraron!. Ya me acostumbré a llevar impreso el plano de la zona a la que me dirijo, la salvadora Guía Roji.
Me viene a la memoria un autobús de poetas, que partieron de México a Michoacán, más exactamente a la universidad de Tiripetío, y tardaron horas en llegar porque ¡el conductor se perdió!, no dabamos crédito los que allí esperábamos. Ahora, en tiempos y en zona de narcos la inquietud crece.

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