Los hombres que no amaban a las mujeres

Tengo una cierta resistencia a los best-sellers, mejor diría un fuerte rechazo, pero son como "la canción del verano", al menos las de antaño, se acaban incorporando de una u otra manera a la vida de uno.
Este libro, lo he visto como ninguno, tanto en las tiendas de México y España, como en el metro de Madrid (en el de aquí, por cierto, no es habitual tanta lectura). Mientras están en formato de libro me alejo de ellos sin problema, pero cuando saltan a la pantalla me rindo a su atracción, sin resistencia. La curiosidad por saber de ese producto tan vendido, de tantas personas sumergidas en sus páginas, la puedo resolver en un corto espacio de tiempo, el que dura la película. No busco la película, pero ella me acaba encontrando.

Eso me pasó esta semana en el videoclub que frecuento. El título “Los hombres que no amaban a las mujeres”, se metió en mi bolso. La película, basada en el primer libro de una trilogía del escritor sueco Stieg Larsson, me pareció estupenda, realmente impecable. Uno de los atractivos de la película es el ritmo, la lentitud con lo que todo va sucediendo, es un mundo acelerado, acelerado un poco más por el habitual ritmo del cine de EEUU, disfruto especialmente de planos duraderos o de escenas que se alargan, no esa velocidad vertiginosa de cincuenta planos en un minuto. Es una película de acción, pero lenta, lenta.

Quizá algún día me ponga con el libro, quizá.

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