Luna recostada

Hoy es domingo por la tarde, miro y repaso la semana para ver que me queda de ella, hoy domingo. Hacía semanas que no escribía el mismo domingo, que el tiempo iba más veloz que yo, y era martes o más allá y no me había parado a mirar la semana, pero se ve que el 2011 viene más lento o yo me puse las pilas, y volví a emparejar el blog con la semana.
Y reflexionando sobre la esencia del blog, me doy cuenta de que no es lo mismo lo que sucede que lo que permanece, que se pega a la piel o que se queda entre las uñas. No es lo mismo y aquí mezclo lo uno con lo otro, me doy cuenta porque sucesos no narrados en su momento, regresan, crecen. Por ejemplo, los mosquitos en la noche, que antes de dejar sus picaduras en la piel, parecen recrearse en una tortura de zumbidos; o las uñas que se ennegrecen diariamente, por la contaminación de la ciudad, supongo, y en mi batalla por mantenerlas limpias decido perder y me va creciendo un cierto gusto por lo escatológico.
También quiero dar cuenta de otros hechos que no deseo compartir, como los malos momentos, aunque estén presentes o porque lo están, a veces busco una palabra para esconderlos, una que me permita ver en el futuro lo sucedido, cuando todo ya es humo, porque tampoco deseo condenarlos al olvido total.

Otros los dejo caer como una pluma, por ejemplo, la inesperada tala del árbol que protege la casa. Esta tarde, extrañada porque sus ramas azotaban la ventana, me acerqué y poco a poco vi que varios hombres con machetes lo talaban con energía y las ramas caían sobre un gran camión. Eduardo consiguió detenerlo preguntándoles su identidad y pidiéndo el permiso. Aún no sé que huella dejará en mí ese claro que quedó en el ventanal, y jamás sabré que huella dejará en el árbol talado.

Y dejo para la posteridad esta pequeña reflexión de un domingo por la tarde, con una uña de luna que yace recostada en el cielo de México, no vertical como se ve en Madrid.

1 comentario:

Milagros dijo...

Ya sé que la foto de la luna quedó siendo otra cosa, pero no fui capaz de fotografiarla mejor con mi camarita, el caso, es que cuanto más la miro más me gusta, porque da para intuir lo que era, acostada, y porque parece la luna de México, es decir, una luna distribuida sobre el mapa de este país.

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