Y por último


Fue Eduardo a Tepoztlán y me trajo esta miniatura de madera, más o menos del tamaño de mi antebrazo. La he colocado junto a esta pantalla, me produce fascinación, como si pudiera irme a vivir a ese lugar en cualquier momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para que yo sepa que al otro lado hay alguien